Maratón yaaaaaa
Peter siempre había sabido que se le habían
negado muchas cosas, pero la verdadera envergadura de lo que no había tenido
siempre había sido un misterio escurridizo que acababa de resolver. Tumbado,
con Lali acurrucada a su lado, mientras le acariciaba distraído el costado
desnudo, la crueldad de su hermano se le manifestó con absoluta claridad.
La prisión era para los delincuentes, para los
criminales, para los que robaban y engañaban y mataban. Él no había hecho nada
para merecer la encarcelación y, aunque eso siempre lo había sabido, la
indignación que lo consumía ahora como consecuencia de la injusticia casi le
daba miedo.
Quería una venganza inmediata, pero incluso
mientras lo pensaba se cansó, y se dio cuenta de que lo único que deseaba de
verdad era que todo terminara para poder vivir su vida en paz con Lali.
Pero aún no sabía cómo lograr ese objetivo.
Además, no le cabía duda de que John vería aquella situación de forma muy
diferente, porque él la había cortejado, la había pedido en matrimonio. John
era el hombre con el que ella iba a casarse.
Trató de aliviar la sensación de culpa que lo
invadía al percatarse de lo que había hecho. Se recordó que ella le había dicho
que tenía dudas sobre su matrimonio con el duque. Se dijo que aquella noche
todas sus dudas se habían desvanecido como la niebla tocada por el sol.
Ella lo deseaba. Se había enamorado de él. Y
no podía negar que él la quería. Muchísimo.
La tormenta aún rugía fuera, estallaban los
truenos y los relámpagos, pero allí tenían un refugio seguro, al abrigo de su
calor.
—¿Adónde vas?
Él volvió un poco la cabeza y miró a su
esposa.
—¿Cómo dices?
—Veo en tu mirada que ya no estás conmigo.
—Pensaba en lo afortunado que soy de que
formes parte de mi vida, y todo lo que haría por seguir teniéndote a mi lado.
—Seguir teniéndome a tu lado no será tan
difícil. Me gustan los bombones, las flores y las perlas.
Él sonrió.
—Así que se te puede sobornar.
Ella se acurrucó más junto a él, recorriéndole
el pecho con los dedos.
—¿Te lo había dicho alguna vez?
—Creo que no.
—He tenido que decírtelo en algún momento, o
si no es que me conoces muy muy bien, porque fuiste tú quien me regaló el
collar de perlas que llevaba el día de nuestra boda.
Se alegró de que ella no lo estuviera mirando,
de que no viera el gesto que debió de aparecer en su semblante. Siempre habría
cosas que no sabría. Siempre cabría la posibilidad de que ella descubriera la
verdad.
Debía confesárselo ya, ahora que yacía
satisfecha y feliz en sus brazos. Tenía que decirle que él no era el hombre que
creía. Pero no se veía con ánimo de contarle la verdad, de arruinar la
felicidad de Lali, ni la propia.
Al día siguiente se lo diría todo.
másssss!!!
ResponderEliminarQuiero saber como reacciona Lali!!!
ResponderEliminar@ROCHI16TA
hay que lindos son <3 <3
ResponderEliminaraaaaa falta que le diga todo, que no le diga asi esta bien que no se preocupe
Besitos
Marines