lunes, 17 de junio de 2013

Epilogo Promesa de Amor Eterno

Bueno bombonas llegamos al final espero que les aya gustado la nove que las hayan disfrutado y que les haya encantado tanto como yo... Gracias infinitas a las que leyeron y especialmente a Marines por siempre comentar y porque me haces reír un Montón de verdad Muchas Gracias.... bueno  pasando a Otro tema les parece que después de esta nove les suba otra digo si quieren obvio, si es Así les subo el Prologo y si les gusta  le damos para delante si no hay la cortamos.



Cerca de Fortune, Texas 1889.

—¡Eres inglés!
—¡No lo soy!
—¡Claro que sí!
—¡De eso nada!
—¡Que sí!
—¡Que no!
—¡Basta ya, niños! —gritó Lali, exasperada.
Le lanzó una mirada furiosa a Peter, que estaba tumbado en la manta, a su lado, bajo un roble inmenso junto al arroyo, con una sonrisa de oreja a oreja y negándose a intervenir en la acalorada discusión que sus hijos sostenían con frecuencia. Se limitó a encogerse de hombros, con un gesto inocente de «son cosas de niños».
—Mamá, por favor, dile que yo no soy inglés. Nací aquí, o sea que soy texano.
—Sam...
—No soy inglés. No quiero serlo.
—Si no eres inglés, no puedes ser el segundo heredero —dijo Edward con altivez y un acento aterradoramente inglés para sus ocho años.
—Claro que puedo. Pero me da igual —replicó su hermano—, porque no quiero ser el segundo heredero. Cuando crezcamos, tú puedes ser conde, que yo seré ranchero. —Sam era dos años más joven, y siempre que iban a Texas tendía a dejar atrás todo lo inglés, incluido cualquier indicio de haberse visto sometido a la más mínima disciplina. El niño se tiró en el suelo, junto a su padre. —Yo puedo ser ranchero, ¿verdad, papá?
—Eso creo —le respondió Peter, alargando el brazo para revolverle el pelo. —Edward tiene que ser conde porque nació primero, pero tú puedes ser lo que quieras.
Sam frunció el ceño.
—Eso no es justo papá. Que Edward no pueda elegir. Y lo dijo con un acento texano que dejó a Lali pasmada. Lo curioso era que, en cuanto pisaban suelo inglés, todo aquello desaparecía. En ese aspecto, Sam era una especie de camaleón que se adaptaba al entorno para poder integrarse en él sin llamar la atención. Era algo verdaderamente notable.
—No me importa —intervino Edward, sentado en la manta, sin olvidar en ningún momento que un día sería lord como su padre, mientras que, al parecer, Sam sería vaquero, también como su padre. —Quiero ser conde. Y también puedo hacer otras cosas además. Como papá. No tengo por qué ser sólo conde, ¿no es cierto?
—Cierto. No tienes por qué ser sólo conde, y Sam no tiene por qué ser sólo ranchero. Los dos podéis ser lo que os dé la realísima gana —dijo Peter guiñándoles un ojo.
Los niños se cayeron de espaldas, muertos de risa, y olvidaron sus diferencias al encontrar algo en lo que estaban de acuerdo: su padre iba a tener problemas con su madre por hablar en un tono tan vulgar.
—Yo también puedo hacer lo que quiera.
—Por supuesto, querida —le contestó Peter a su pequeña de cuatro años, revelando en su sonrisa lo mucho que la quería.
La niña se colgó del cuello de su padre y lo abrazó con fuerza.
—Te quiero, papá.
—Yo también te quiero, pequeña. Os quiero a todos.
—Vamos, tenemos peces que atrapar —espetó Edward al percibir que la conversación empezaba a ponerse muy sentimental. Siempre ocurría lo mismo cuando estaban a punto de volver a Inglaterra. Cogió las cañas y condujo a su hermano menor y a su hermana hasta el arroyo.
Peter se incorporó y se apoyó en el árbol. Luego dio unas palmaditas en el suelo que tenía entre las piernas. Lali se desplazó hasta el círculo que formaban sus brazos, con la espalda apoyada en su pecho, disfrutando del tacto de sus labios en la piel sensible de debajo de su oreja.
—¿Triste porque nos vamos mañana? —le preguntó él en un murmullo ronco.
—Son sólo unos meses. Después volveremos.
Se había convertido en una costumbre, unos meses aquí, unos meses allí.
—Si quieres quedarte más tiempo...
Ella negó con la cabeza.
—No sería justo para Edward. Adora Inglaterra. Será un lord ejemplar.
—Sam va a ser un buen ranchero.
Peter se volvió para mirarlo.
—Gracias, Peter, por darme este poquito de Texas de vez en cuando.
—Gracias a ti, querida, por darme un poquito de tu corazón, siempre.
—Ay, Peter, tienes más que un poquito, y lo sabes endemoniadamente bien.
Él respondió a aquella expresión con una carcajada, que Peter interrumpió con un beso que habría terminado en algo más si los niños no estuvieran delante. La asombraba que, después de tantos años, aquellos besos lentos y perezosos que él le daba fueran aún capaces de derretirla y despertar su deseo.
—Nos vemos aquí esta noche para buscar una estrella fugaz —dijo él cuando ella se apartó.
—No me queda nada que desear. Ya tengo todo lo que podría querer.
—Reúnete conmigo de todas formas —insistió él. —Yo sí tengo algunos deseos que pedir.
—¿Y qué quieres pedir?
—Un corpiño desabrochado —le respondió con un guiño.
Lali suspiró y se acurrucó en su regazo.
—Eso lo puedes tener sin necesidad de pedirlo.
—Pero, querida, si algo me has enseñado, es que un hombre debe creer que los deseos se cumplen.


En los años siguientes, Lali y Peter dividieron su tiempo entre Inglaterra y Texas. La mitad de sus hijos eran texanos de nacimiento. Y aunque el rancho Corazón Solitario se distribuyó a partes iguales entre toda su progenie, se mantuvo intacto, y así pasó de generación en generación.
En las dos guerras mundiales, sus descendientes sirvieron en los ejércitos británico y estadounidense, según su lugar de nacimiento. Varios recibieron condecoraciones por su valor, entre ellas, la Cruz Victoria y la Medalla al Honor del Congreso.
Sesenta y dos años después de su matrimonio, Peter se llevó a Lali a Texas para que pasara allí sus últimos días y descansara en el rico suelo texano, cerca del arroyo donde se habían enamorado. La visitó todos los días hasta que seis meses después lo enterraron a su lado. En su lápida conjunta, bajo las fechas de su nacimiento y defunción, se había esculpido una sola palabra: «Siempre».
Peter había prometido a Lali que la amaría siempre. Y había cumplido su promesa.

FIN





3 comentarios:

  1. Lloro que hermoso...la ame te juro divina nove...<3
    Laliter los amo <3
    1. Hay que linda Natali <3
    2. Re linda la nove Bravo bravo
    3. Te quedo lindo hermoso el epilogo buenisimo
    4. Como que ahi la cortamos,,,,espero el Prologo :)
    Otra ves Bravo bravo super la nove <3
    Besitos Marines

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  2. Esperare el prologo....si no te comentare todos los dias hasta que lo subas jajaja paresco psicopata
    Besitos
    Marines

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  3. Llore como boluda con este capi :c Pero me encanto el final. Muy buena la nove ahora comenzare a leer la otra espero sea igual de genial que esta c;

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